En todo el mundo, y desde hace siglos, las flores siempre han sido un regalo de cumpleaños tradicional y es difícil encontrar otro presente más hermoso. Las flores frescas son espléndidas y la corta vida de su belleza es parte del intenso encanto que ejerce en la mayor parte de los seres humanos.
Las ocasiones especiales, como lo son los cumpleaños, hacen más atractiva la vida y son un pretexto para celebrar los dones y la belleza que nos da la existencia.
RAMOS Y RAMILLETES O BUQUÉS
Un regalo de cumpleaños hecho con flores puede tener muy diversas formas y continuar siendo un regalo precioso. La composición más simple para regalar en un cumpleaños es el delicado ramo de flores o un pequeño ramillete o buqué, al estilo de los ramos de novia.
Mientras los ramos de flores tradicionales son de forma redonda, los ramilletes o buqués, como les dicen en Francia y en otros países, son planos en la parte posterior y con las flores y las hojas dispuestas en forma de abanico.
Aunque sea la primera vez que se elige o se confecciona una composición floral no hay que tener miedo porque es muy poco probable que el regalo pueda resultar feo. Lo más importante es, sin duda, la creatividad de quien haga la elección y, en su caso, el trabajo de encajar y reunir con un poco de arte los elementos florales elegidos. Otra cosa importante es tomarse el tiempo necesario para hacerlo, por lo tanto hay que olvidarse de las prisas.
Incluso un pequeño y exquisito ramillete o bouquet es siempre un agradable obsequio para un cumpleaños. Lo mismo puede decirse de un ramo de flores, atadas con una cinta de raso de bonitos colores: siempre resulta muy agradable. Se puede envolver el ramo bien con papel transparente, bien con un bonito papel crepe de colores, ese curioso papel corrugado, o bien con un delicado papel de seda, que se puede encontrar con una gran variedad de colores en cualquier papelería. Para lograr un toque rústico puede atarse el ramo con una cuerda o rafia natural, mientras que si se quiere optar por un tono más refinado puede combinarse el color de las flores con una bonita cinta de satén o terciopelo fino.
REALIZAR LA COMPOSICIÓN DE FLORES DE REGALO
Preparar uno mismo un arreglo floral es un gesto muy apreciado por quien recibe el presente, pero es que además se trata de un trabajo terapéutico en sí mismo. El tiempo, las preocupaciones, las ansiedades y compromisos que constantemente nos acosan desaparecerán y nos quedará esa agradable sensación de hacer algo con las propias manos, manejando además algo tan delicado como son las flores. Un arreglo floral revela también algo de los gustos de quien lo creó, de sus preferencias colores colores y de formas. La composición floral será la manifestación de la personalidad de la persona que la prepara, sin que esto deba suponer una fuente de ansiedad o temor por la posibilidad de quedar mal para quienes lo hacen por primera vez.
Queriendo hacer algo especial se pueden elegir las flores y las hojas en sintonía con el estilo y el mobiliario de la casa de quien recibirá el regalo, o bien, teniendo en cuenta sus colores favoritos.
Las flores pueden cambiar el aspecto de una habitación, llenando la casa de todo lo mejor que la naturaleza puede ofrecer. Colocadas en la cocina o en la sala de estar nos proporcionará calor y su presencia siempre resultará agradable a la vista.
Además de las flores frescas, puede pensarse también en una composición de flores secas que, en contraste con las flores frescas, que se marchitarán en una semana, van a mantener su belleza por un periodo más largo, un año e incluso más, y por tanto la persona que las reciba como regalo podrá disfrutar de su vista durante mucho más tiempo. No es necesaria gran cantidad de flores para preparar un ramo, incluso podría ser una sola flor, como por ejemplo una hermosa peonía junto con unas cuantas hojas, atado todo con una bonita cinta que sorprenderá con gusto a cualquiera.